domingo, 8 de enero de 2012

Seamos cobardes. Encantadores, pero cobardes. (Love Actually; 2003)

¿En alguna ocasión os ha pasado que una película os congela la sonrisa?

No en el buen sentido, sino en el que os sentís realmente ofendidos y engañados por lo que desfila ante vuestros ojos. Por explicarme mejor: Pongamos, por poner un ejemplo, que entráis con toda la buena fe del mundo a ver una película llamada "Montón de sopapos, patadas, puñetazos y tias buenas".

Y al entrar en la sala, te ponen que dicha película es una exploración del romanticismo gótico en las obras de Percy Shelley.

¿What?

Eso mismo.

Pues esa es la sensación que tiene uno viendo "Love Actually" ,película genuinamente británica en sus virtudes y defectos, y genuinamente hipócrita y cobarde en estos últimos.

                                       La comedia romántica definitiva...los c***es.


Para resumir, es una história hecha de histórias paralelas que transcurren en las cuatro semanas previas de navidad, todas relacionadas con el amor, por lo general el romántico. Bien interpretadas (es notable el montón de buenos interpretes que se reúnen en esta cinta, incluída la creme de la creme de los actores British), impersonalmente dirigidas por el propio guionista pero sin que esto moleste en demasía, y con una banda sonora con aroma ochentero muy recomendable.

Uno ve esta caratula, estos actores, y la sinopsis, y se dispone a pasar un buen rato.

Error amigos.

Al principio, uno se encuentra nadando en un mar de histórias divertidas, con el aroma de "Cuatro bodas y un  funeral" o "Nothing Hill" por poner un ejemplo. Ese Londres de diseño, esa manera amable de enfocar el choque de clases sociales, ese Hugh Grant haciendo de...bueno, de Hugh Grant, y se dispone a pasar un rato agradable.

Son histórias de amor, con un punto de ingenuidad en todas ellas, y en que todas remiten a lo mismo: un mensaje de esperanza, un "la vida sigue", un "ten cojones y todo avanzará."

Ah, ah, ah.

A exepción hecha de que tengas un enfermo mental en la família, claro.
Porqué, sin animo de spoilear, pero con ánimo de ahorrarles el disgusto de tener ese regusto acre, nauseabundo en la garganta a quienes hayan visto este panfleto navideño con corazón de excremento cobarde, hay una história que rompe el tono de todas las demás.

Que te muestra que hay una situación que no tiene ni esperanza ni salida posible, y que es mucho peor la muerte que esto.

"Love Actually" postula, en medio de un mar de histórias de superación personal, que tener un enfermo mental en la família te incapacita para ser feliz. ¿Qué ese no es el mensaje? 8 histórias que son un canto a la esperanza y a la fuerza de voluntad acaban positivamente, menos esta.

De hecho, acaba con un denigrante plano de los protagonistas trabajando hasta tarde y medio despidiendose con sonrisas de autenticos amargados, 30 minutos antes que acaben el resto de histórias. Bravo, señor Curtis,  por su esperanzador mensaje, pero el que usted tenga una falta tremenda de pelotas para tocar y afrontar según que incapacidades suyas, como que a mi ni me complace, y en una história sobre la esperanza y la superación, sobre el amor, no me esperaba ver una carga de cianuro de este calibre.

En resúmen, una peli correcta y con puntos divertidos...pero que fracasa estrepitosamente cuando el director juega a ser Bergman en "Sonata de Otoño" en una película que ni su ella ni su público potencial merecían algo asi.

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